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El origen de esta receta está en una revista de cocina que compré en San Franciso, California, hace más de diez años. Salen las costillas de cerdo más ricas que he probado.
Ingredientes: medio litro de salsa de soja, 2 cucharadas soperas de jerez seco, 320 gr de azúcar, 30 gr de jengibre fresco pelado y cortado en trozos grandes (para que luego se puedan retirar a simple vista), los dientes de media cabeza de ajos, pelados y machacados con el mango de un cuchillo, un manojo de chalotas o cebolletas picadas finas, 1/2 jalapeño picado, 2 kg y medio de costillas de cerdo.
Mezcla la salsa de soja con el azúcar y el jerez hasta que el azúcar esté disuelto. Incorpora el jengibre, el ajo, las cebolletas y el jalapeño.
Haz unos cortes poco profundos en las costillas de cerdo para que penetre la salsa y pon los costillares en dos bolsas de plástico grandes de congelar con zip. Vierte la mitad de la marinada en cada bolsa asegurándote de que estén los ingredientes bien mezclados. Cierra herméticamente las bolsas sin que quede aire dentro y reparte bien la marinada para que pringue las costillas por todos lados. Mételo en la nevera al menos dos horas dando de vez en cuando la vuelta a las bolsas para que se empapen bien las costillas (se pueden congelar las costillas con la marinada para prepreparar el plato).
Precalienta el horno a 175ºC (350ºF). Mientras se calienta el horno, pon toda la marinada de las costillas en una cazuela, retira los trozos de jengibre y hierve la marinada. Riega con un poco de marinada hervida las costillas y mételas al horno 45 minutos, echando cada cuarto de hora algo más de marinada y dando la vuelta a las costillas al menos una vez.
Se sirven calientes, recién sacadas del horno, y se comen con las manos. Se puede añadir un poco de cebolleta cruda por encima al ir a servir. Pringosas y deliciosas.
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