Pastel de pescado

Ha salido el sol y estreno zapatos. ¡Qué más se puede pedir! El pastel de pescado ha salido de maravilla y ahora se está enfriando en la nevera. Está inspirado en el de cabracho que hacía mi abuela, aunque ni en Aravaca, ni mucho menos en Miami, suelo encontrar cabracho en la pescadería así que lo sustituyo por merluza o pescadilla congelada (bueno para el bolsillo y para invitar a amigos con intolerancia al anisakis). En Miami, lo hago con tilapia, un pescado que venden en todas partes pero que ni wikipedia sabe traducir a algo que yo sepa identificar. Este plato está más rico al día siguiente de cocinarlo, otra ventaja para invitar.

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Ingredientes (para 4x): 400 gr lomos de merluza congelada, ½ cebolla, 1 hoja de laurel, 4 huevos, 200 ml de nata líquida, 200 ml salsa de tomate, sal.

Precalienta el horno a 180ºC (360ºF)

Pon el pescado descongelado en un cazo con la cebolla y el laurel y cúbrelo de agua. Sálalo. Ponlo al fuego durante unos 10 minutos. Más o menos se retira del fuego cuando el agua empiece a hervir.

Una vez se haya enfriado un poco el pescado, se desmenuza, tratando de eliminar todas las espinas.
En un recipiente amplio bate muy bien los huevos (mejor con la batidora de varillas), añade la salsa de tomate y la nata líquida removiendo con una cuchara, y por último el pescado. Rectifica de sal.

Pasa el molde de horno en el que vayas a hacer el pastel por un chorro de agua fría para que no se pegue. Viertes la mezcla y lo horneas al baño María durante una hora (vigilando a los cuarenta y cinco minutos para ver qué tal va (pinchando con un palito, si sale seco es que ya está hecho).

Antes de desmoldarlo conviene dejarlo enfriar hasta que esté a temperatura ambiente. Se sirve frío (de nevera), con una mayonesa, o cualquiera de sus variantes (salsa rosa, mayonesa a la mostaza).